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miércoles, 2 de noviembre de 2011

miércoles, 19 de octubre de 2011

El español y la tecnología

Los medios la han recogido en portada, aunque no en grandes titulares, como merecía. La noticia, nada sorprendente, es que la Comunidad Económica Europea ha decidido que no se podrán presentar en español propuestas de patentes técnicas en su ámbito. Europa solo admite el inglés, el alemán y el francés. La resolución se va a recurrir, ¿cómo no?, por el Gobierno español; pero sin esperanza alguna de atención al recurso
Esta marginación es dolorosa, pero la culpa es nuestra; es decir, nosotros mismos nos marginamos. No nos rasguemos las vestiduras porque nos marginen una vez más.
Se lo ponemos fácil a los que nos marginan, porque históricamente somos nosotros los que nos hemos marginado. Nuestra sociedad nunca ha apreciado la ciencia, en particular la nuestra, de manera que los gobernantes no se han visto obligados a atenderla adecuadamente para agradarnos, que es realmente su objetivo inmediato. Desde que estamos en democracia ese agrado se traduce en votos. Pero la ciencia y la tecnología, hija natural de aquella, no surgen por generación espontánea. La educación, que da lugar al conocimiento, es una delicada materia con resultados a largo plazo. Educación, conocimiento, ciencia y tecnología conforman un conglomerado inseparable. En este país los tratamos separadamente y sin coordinación. Como muestra actual de esta desagregación basta poner el ejemplo de dos ministerios para todo ello: de Educación por un lado y de Ciencia e Innovación por otro.
Se tiende a menospreciar por los españoles a la Universidad y la investigación propias. Es una injusticia, sobre todo comparativamente con cualquier otra instancia institucional. No es una apreciación subjetiva esa injusticia. Acaba de presentarse el informe La Universidad Española en cifras 2010. La universidad española es la novena potencia mundial en capacidad investigadora, según el informe, y se encuentra entre las de mejor rendimiento académico. Para los recursos que se manejan, los resultados son sorprendentemente positivos, de manera que la sociedad puede estar tranquila con el empleo que se da a esos escasos recursos. Pero son decrecientes, lo que tiene efectos muy contraproducentes. Mucho se habla de la fuga de cerebros, una sangría dolorosísima, pero también hay que hablar del maltrato de cerebros; es decir, de lo mal tratados que están nuestros incipientes profesores e investigadores, sin duda el mayor tesoro que tenemos. ¿Qué manera de preparar el futuro es esa? La fuga de cerebros es consecuencia del maltrato de cerebros.
He copiado un extracto de una noticia del País Digital ¿Que os parece la noticia?
La podéis leer completa en esta dirección.
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/espanol/tecnologia/elpepusocedu/20110421elpepusoc_14/Tes

martes, 18 de octubre de 2011

Un lugar para los nuevos educadores,para ese mravilloso mundo tan complejo y apasionado de la
educación,para que entre todos ayudemos a construirlo